No es el conejo blanco de Alicia... no son los conejos de Cortazar, en Cartas a una señorita en París... son un par de conejos que puntualmente se reunen a tomar té de zanahoria y menta en un café parisino, mañana me voy a buscarlos y cuando regrese espero traerles una bailarina de can-can o un moulin rouge...